sábado, 7 de septiembre de 2013

Viaje de Galicia, La Costa de la Muerte. Galicia megalítica y Malpica

Nuestro último día de aventuras por las intrincadas carreteras gallegas nos llevaron por los restos arqueológicos de la zona visitando el imponente castro de A Cidá, el cual conserva la muralla, el foso y la estructura básica de las casas; la verdad que se encuentra situado en un entorno maravilloso, con parte de ese bosque atlántico formado por robles, pinos, castaños, etc.



La verdad es que al visitarlo me faltaba ese toque brumoso típico de Galicia para tener un ambiente céltico más patente.

Una cosa que me llamo mucho la atención fueron los numerosos cartelitos avisando de no hacer fuego, no subirse a los muros, no dejar basura, etc. Todos ellos tallados en losas de granito perfectamente tratado para parecer antiguo y por su puesto en gallego; la sensación de integridad con el entorno es muy buena, parecen parte del monumento, pero desde mi punto de vista esta moda de potenciar la "individualidad étnica" en todo lo referente a la cultura es un poco chovinista; la propuesta para estos casos es hacer la escritura en el antiguo lenguaje de los habitantes del castro, quedaría totalmente integrado y seria muy divertido intentar descrifarlo.

Nuestra segunda visita es un monumento que tiene un fuerte legado en la Galicia y por el que muchos literatos han dejado en sus versos referencia a él, es el Dolmen de Dombate. La verdad es que el dolmen es muy bonito y curioso, además el pequeño museo que se encuentra a la entrada merece visitarlo con detenimiento, pero la construcción que se ha realizado par "proteger" la situación del monumento me pare poco acertada, ya que lo deja en la penumbra mas absoluta, en otras palabras, una chapuza por mucha ingeniería que exista en ella.


 Nuestra siguiente destino fue la población de Malpica situada en una interminable cuesta, aunque su puerto y los bares de la zona dan para disfrutar de los frutos de la tierra y del mar.


Terminamos nuestra visita acercándonos al faro de San Adrián y también a la ermita del mismo nombre, desde donde se puede contemplar los islotes de las Sisargas.

Nuestro día termino en la playa cercana Corme, playa de la Ermida, donde un día más conseguimos darnos un baño, aunque el agua está tremendamente fría, tanto que nos dolían todos los músculos.

El siguiente día tenias la vuelta del viaje con casi 600 km de vuelta, aunque casi en su totalidad por Autopista, lo que lo hace más descansado. Una magnifica estancia en las tierras de Galicia.




miércoles, 4 de septiembre de 2013

Viaje de Galicia, La Costa de la Muerte. Santiago de Compostela

Si hemos ido a Santiago, pero se nos ocurrió probar el aparatito de moda es que llevamos en el coche, el GPS; para hacer una comparativa entre el famoso Tomtom y uno de esos gratuitos o semigratuitos que te bajas para el teléfono o la tablet Android.

El experimento consistió en poner en ambos el mismo punto de partida y de llegada, ambos tenían la cartografía actualizada y se situaron sobre el mismo vehículo, en caso de contradicción en las rutas se elegiría de forma alterna la de cada aparato; por lo que el no elegido debería calcular la nueva ruta y ajustarse a la del otro aparato. Seleccionamos la ruta más corta en ambos aparatos y nos echamos a la aventura.

Después del cuarto giro 10 primeros km y 5 actualizaciones de ruta ya no sabíamos donde estamos. Los aparatos pasaron de chillar los números de las carreteras en orden creciente, primeros fueron AC cuatrocientos y pico, después fueron los miles para terminar en los seis miles; desesperante. Eso si descubrimos numerosos sitios de gran belleza, con arboles inmensos, aldeas ocultas y carreteras algo más que estrechas, en alguna de las cuales nos toco maniobrar por la presencia de otro despistado como nosotros.


Tras un deambular por las vías asfaltadas de Galicia llegamos a la ciudad del Santo Patrón de España, Santiago de Compostela; como es habitual toda llena de peregrinos semi cojos, buscando las certificaciones del caminantes, vamos lo de cada día. El bullicio era importante y en cada esquina alguien tocaba un instrumento, muchas nacionalidades se dispersaban por las numerosas escaleras del templo comentando los avatares del viaje, despidiéndose y dejándose las direcciones para seguir en contacto.

La visita a las tiendas fue obligada, buscando el regalito que faltaba para llevar a la MAMA, al ABU o al coleguilla, restregándole a cada uno de ellos que hemos estado en Galicia de vacaciones y ellos no.


De vuelta al hotel decidimos intentar darnos un baño en las gélidas aguas del mar, en la playa de  Ermida Ponteceso; es una playa pequeña, pero con una bonita puesta de sol, poca gente y arena fina y blanca.

Si se va por esta zona no perderse un paseo por esta playa al atardecer, merece la pena.





martes, 3 de septiembre de 2013

Viaje de Galicia, La Costa de la Muerte. El Faro de Hércules.

Nuestro siguiente día lo dedicamos por la mañana a visitar A Coruña y la Torre-Faro de Hércules; uno de los faros más antiguos en funcionamiento, aunque remodelado, su corazón aún alberga la estructura del antiguo faro romano.

Muchas escaleras y recovecos, con una cuidada información. Lo que merece es acercarse a la terraza superior y contemplar las vistas maravillosas del parque que rodea la torre. Jalonados los rincones del parque con un montón de esculturas modernas de esas con las que se pueden tocar, que no están limitadas por cordones o vidrieras, son de las tocables y usables.

Una cosa antes de visitar la torre, llegar pronto, el aparcamiento es escaso, sobre todo en los momentos álgidos de vacaciones o fiestas. Si nos encontramos en A Coruña, es mejor coger el transporte público o estirar el paseo a pie.

No perderse orientarse en la ciudad gallega, así que no perderse la rosa de los vientos y buscar el significado de los símbolos.




Después de comer en un bar-restaurante de esos que no puedes levantarte después de comer por un precio más que asequibles y una abundancia desmesurada, volvimos ha nuestro hotel pasando previamente por la población de Arteixo donde el viento mantenía casi constante una pequeña nube de arena flotando aras del suelo.

Aunque gracias a este vendaval se podía contemplar como la gente realizaba bonitas acrobacias con una cometa y una tabla de surf.

Nuestra última parada, esta vez si, fue el hotel. De esta última playa si me llamo la atención una enorme escollera que limita la playa por su derecha y que estropea el paisaje de forma escandalosa; espero que la gente haya sabido valorar entre la industria( puesto de trabajo) y su entorno.